Pesadilla Navideña
Una de las tradiciones navideñas más arraigadas en nuestra cultura y tan popular como la hallaca y el pan de jamón es el amigo secreto o intercambio de regalos. Su concepción per se no tiene nada de malo pero, desafortunadamente, puede llegar a convertirse en una pesadilla tanto para el que regala como para el regalado.
Lo primero que complica el asunto es que a todo el mundo se le ocurre organizar un amigo secreto o intercambio: a los compañeros de trabajo, a los panas del liceo, a los de la universidad, a la familia y, hasta, a los novios de tus ex novias. Entonces para antes del 24 no sólo tienes que comprar los regalos de ley –mamá, papá, hermano, cuñada, amiga especial, etc.-, sino unos 4 o 5 más para todos los intercambios en donde estás metido y en los que no conoces siquiera el segundo apellido del regalado, contimenos sus gustos. Los gringos tienen una solución muy práctica para este problema y lo mientan gift certificate; con lo que no estoy muy de acuerdo cuando se le da a un amigo o familiar porque denota un poco de ladilla para escoger algo especial para alguien, supuestamente, especial; pero que es muy útil cuando hay que regalarle al jefe de tu jefa o a la gordita que estudió contigo hace 10 años a la que no le parabas y que ahora está buenísima y no te va a parar ni que le regales un Rolex. El certificado en cuestión es como regalarle un billete de una determinada denominación al regalado pero que sólo puede ser usado en una determinada tienda para cambiarlo por lo que se quiera que allí vendan; y aunque esto suene a una manera de intercambio comercial del socialismo del siglo XXI, es capitalismo salvaje rojo, rojito; digo, por lo de la navidad.
Pero lo que realmente hace una pesadilla al amigo secreto o intercambio de regalos es lo que te regalan a ti; porque no te creas que tú eres el único que no sabe nada de los gustos de los otros. Allí es donde la fortaleza mental es fundamental para mantener la compostura y no arrugar la cara ante regalos tan variopintos como: un libro de autoayuda, una corbata de ositos, un disco de Maná, una correa dorada, una gorra del Caracas o del Magallanes –porque la gente cree que esos son lo únicos equipos que existen-, unos dados para guindar del retrovisor de carro o una botella de anís. Después de superar el shock por el regalo recibido viene la decisión de qué hacer con ese objeto indeseado que entró a tu vida; lo más recomendable es reciclarlo, es decir, envolverlo en papel de regalo y regalarlo en el próximo intercambio al que tengas que ir; ya que es mejor dar que recibir, además que la intención es lo que cuenta.
Ciro
9 comentarios:
Cirin, estoy de acuerdo, pero creo que te lo tomaste muy a pecho!!!!!!!!!!!!
Como se nota que no te gusto tu regalo del intercambio de este ano, y ademas, tampoco piensas muy bien de los gustos de tus amigos y conocidos!!!!!!!
Si me gusto mi regalo, fue un gift certificate!!!
Ciro yo creo q hubieras preferido unos calzoncillos rojos rojitos????
a quien te refieres con "Amiga especial", y la goldita de hace 10 anos q se convirtio en buenota?!!jejej
Devuelveme la Gorra del Caracas que te regalé, malagradecido.
Explicación para el público general: En ese tiempo no había (y tampoco ahora) tienda de las sardinas, así que como Ciro es fanatico del Baseball decidí regalarle la famosa gorrita.
Marcel, dile a tu papa que que le voy a regalar un gift certificate de la tienda de La Guaira en los Palos Grandes!!
Usuaria anonima, tu sabes quien es esa amiga especial, no te hagas la loca...
Ahora en los intercambios se fija un precio para evitar que algunos salgan perdiendo, pero ni asi tienes garantías, y de pana no creo que sea porque la gente no te conoce bien, creo que es lo contrario, te estudian a partir del momento en que saben que tu le tocaste y compran lo que saben que te gustaría o que no te serviría de nada, como por ejemplo un cenicero para tu moto.
Negho,
Gracias por tu comentario. Los intercambios son una montaña rusa. Peor es como me pasó a mi, que me metí en un juego hace unos años atrás y la que me regalaba no tenía plata y no me dió un carajo. Todo el mundo dijo que era una rata, que eso no se hacía, pero a la final me pidió disculpas y me quede sin el chivo y sin el mecate.
Pues en España este juego se llama "Amigo Invisible" y la vaina es tan invisible que nunca te enteras quien carrizo te regaló. ¿Qué si aquí los regalos también son chimbos? Preguntenle a mi esposo que cara puso cuando le regalaron dos ferrero y una bolsita de carbón vegetal (supongo que por portarse mal) jajaja.
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