Corazón –envenenado- Venezolano

Después de estos larguísimos -pregúntate dónde estabas y cómo era tu

vida y la del país en esa época-  y aciagos 13 años de chapucería pseudo-revolucionaria; de desprecio por el que piensa u opina diferente; de ensañamiento contra los disidentes políticos; de impunidad ante el malandraje rampante; de desprecio hacia la mitad del país; del exclusión del diferente; de plomo y gas, del bueno, contra cualquier protesta pacífica que no sea roja-rojita; de aniquilación de la industria nacional en beneficio de los hermanazos cubanos, rusos, chinos, iraníes, bielorrusos y argentinos; de falta de escrúpulos para chantajear a los más humildes y necesitados a cambio de las migajas de la rapiña petrolera; de querernos endilgar todo tipo de epíteto que suene degradante: apátridas, lacayos, agentes del imperio, anti-venezolanos, etc., de armar a las milicias y, lo más imperdonable de todo, de inculcar el odio en una sociedad que jamás en su historia había tenido ese vil sentimiento;  ahora nos hablan de un tal corazón venezolano.  

Gracias a un mercenario de la política latinoamericana -capaz de trabajar para las campañas de Menen, Dilma o Chávez, por unos cuando dolarillos imperialista-, el brasileño Joao Santana, quiere meternos, no sólo la pala, sino el cuento, de que Hugo Chávez ha cambiado y ahora tiene un gran corazón venezolano. Realmente no lo dudo que lo tenga, pero lo que le falta decir a este mercenario de marras es que ese corazón está bien envenenado de odio hacia la mitad del país.

Ciro