El Reino de lo Impredecible
Cuando uno viene de una sociedad donde lo impredecible es la regla y lo predecible la excepción que la hace posible, hay vivencias que parecen tontas, aunque quizá no lo sean tanto, porque reflejan una manera de ver, enfrentar y percibir el mundo de una forma totalmente distinta a la forma de ver, enfrentar y percibir el mundo con la que crecí y a la que estuve acostumbrado por casi 30 años.
Hace un par de jueves iba a tomar el metro para reunirme con unas amigas. Mientras me servía un trago en mi apartamento, vi en la página web del metro de Washington, DC cuántos minutos faltaban para que pasara el tren de la línea que me hacía falta para llegar a mi cita; diligentemente engullí mi trago y salí apresuradamente para que no me dejara el bicho.
Mientras iba en el vagón -que llegó puntualmente como era de esperarse- reflexionaba un poco sobre lo que había hecho y me decía a mi mismo: “coño, como le cambia a uno la percepción de las vainas la sociedad gringa, de cuando acá en Venezuela iba a estar pendiente de lo que dijera un horario para terminarme un trago.” -Si es que existiera ese horario, por cierto-.
Cómo carajo vamos a predecir nada en un país como Venezuela, donde la vida de las personas depende del siempre volátil e impredecible precio del petróleo y del nivel de testosterona -o de estrógeno- de la persona que rige los destinos del país.
Pero vayamos más allá del tonto ejemplo del metro y del trago para demostrar un poco lo que quiero decir. Digamos que una persona hace planes para comprarse un carrito a finales de año con sus utilidades, para salir del Corolita del 88 que ya no aguanta más ruleta. ¿Tendrá trabajo de aquí a diciembre?, ¿Costará lo que cuesta hoy el carrito?, ¿Habrá carros para diciembre? ¿En diciembre los carros formarán parte de la categoría de propiedad colectiva o privada? ¿A cuánto estará el dólar negro? ¿Habrán cerrado Globovisión? ¿Se habrán robado el Corolita de aquí a allá? ¿Habrá el color de carro que quiere la persona? ¿Se podrá comprar el carro que quiere? ¿Le habrán pegado un tiro para robarle el Corolita?
En el reino de lo impredecible, o como decía el filosofo Eudomar Santos, en el país del como vaya viniendo vamos viendo, lo único cierto es que para diciembre en Caracas habrá unos días espectaculares, un pachequito sabroso y que el 24 y el 31 caerán jueves.
Ciro
Hace un par de jueves iba a tomar el metro para reunirme con unas amigas. Mientras me servía un trago en mi apartamento, vi en la página web del metro de Washington, DC cuántos minutos faltaban para que pasara el tren de la línea que me hacía falta para llegar a mi cita; diligentemente engullí mi trago y salí apresuradamente para que no me dejara el bicho.
Mientras iba en el vagón -que llegó puntualmente como era de esperarse- reflexionaba un poco sobre lo que había hecho y me decía a mi mismo: “coño, como le cambia a uno la percepción de las vainas la sociedad gringa, de cuando acá en Venezuela iba a estar pendiente de lo que dijera un horario para terminarme un trago.” -Si es que existiera ese horario, por cierto-.
Cómo carajo vamos a predecir nada en un país como Venezuela, donde la vida de las personas depende del siempre volátil e impredecible precio del petróleo y del nivel de testosterona -o de estrógeno- de la persona que rige los destinos del país.
Pero vayamos más allá del tonto ejemplo del metro y del trago para demostrar un poco lo que quiero decir. Digamos que una persona hace planes para comprarse un carrito a finales de año con sus utilidades, para salir del Corolita del 88 que ya no aguanta más ruleta. ¿Tendrá trabajo de aquí a diciembre?, ¿Costará lo que cuesta hoy el carrito?, ¿Habrá carros para diciembre? ¿En diciembre los carros formarán parte de la categoría de propiedad colectiva o privada? ¿A cuánto estará el dólar negro? ¿Habrán cerrado Globovisión? ¿Se habrán robado el Corolita de aquí a allá? ¿Habrá el color de carro que quiere la persona? ¿Se podrá comprar el carro que quiere? ¿Le habrán pegado un tiro para robarle el Corolita?
En el reino de lo impredecible, o como decía el filosofo Eudomar Santos, en el país del como vaya viniendo vamos viendo, lo único cierto es que para diciembre en Caracas habrá unos días espectaculares, un pachequito sabroso y que el 24 y el 31 caerán jueves.
Ciro
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10 comentarios:
Así es, estamos en el país de las improvisaciones, no sabiendo si te vas a encontrar con alguien que haya amanecido con los apellidos atravesados, engorilao o enpericao
viva la revolucion conio !
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, hay Dios...
Buen articulo Ciro. Empecemos por el comienzo, como diria Yogi. Seguro quien diseno la pagina del metro estaba pensando en los pobres que se estan echando palos a cualquier hora del dia. Segundo, antes de comprar un carro en Vzla necesitas caerte a palos.
Por tanto, estes en Vzla o en EEUU, Ciro se va a caer a palos en cualquier momento y por cualquier circunstancia.
Estoy en lo cierto, profesor Ciro?
Me pasó lo mismo. Viví 6 meses en Alemania y me costó acostumbrarme a la puntualidad. Cuando llegué a Venezuela y llegué puntual a mi primera cita de trabajo, el representante de la empresa llegó UNA HORA TARDE... una voz en mi cabeza susurro en alemán: "este país es una mierda"
Veámolos de esta manera (lo impredecible, claro), salí esta mañana de trabajar al mediodia, me dirigía a mi casa en medio de mi paranoia caraqueña (ya propia del venezolano y no solo del caraqueño), es decir, sin joyas, celular apagado, vidrios arriba y en un carrito muy bajo perfil si se quiere, sin embargo en plena autopista y con poco tráfico me apuntaron con un arma para asaltarme... que ironía, aún sabiendo que en cualquier momento te roban, es totalmente una sorpresa cuando pasa, y al final solo te queda dar gracias a Dios que tus hijos pueden volver a verte... qué rápido te cambia el rumbo de la vida...
Gracias a todos por los comentarios!!
Desempleado....,
El atravesao, empericao y engorilao forman parte de la jungla impredecible con la q tenemos q lidiar a diario.
Jean,
Gracias por el piropo!
PapaChavez,
Enjoy it!
Perdro Navaja,
Lo malo de estas sorpresas q da la vida son desagradables sorpresas.
Anónimo 1,
Gracias por el piropo. El pana de la página del metro piensa en todo y en todos! El profe Ciro necesita caerse a palo para inspirarse y así poder hacer un análisis comparativo de las sociedades.
Vitus,
Cada vez q voy a Venezuela trato de luchar para no escuchar esa voz, pero la perra grita con toda su fuerza.
Amparo,
Gracias por compartir tu, desafortunada, experiencia. Quien iba a decir q esto te iba a pasar hoy? Lo siento, gracias a Dios q esta bien!
Saludos!
Hi Cirin
It's me, Jhonny, how are you doing without me?
Just wanted to say that I still miss you so much, hope you come back soon to live in the paradise I offer you between my arms (and legs, of course...).
Love, always,
Dirty Jhonny
Dirty Jhonny,
Zapatee pa' otro lao', oyó!
Ciro, el comienzo de tu grandielocuente post en tu blog es, ironica y contradictoriamente, un monumento al venezolanismo que tanto criticas.
Comienzas diciendo: "Cuando uno viene de una sociedad donde lo impredecible es la regla y lo predecible la excepción que la hace posible..."
Esa frase, variación de aquella de la "excepción que confirma la regla" es más venezolana que la arepa, y es precisamente la rendija por donde todos los venezolanos se permiten y autojustifican escaparse del sistema.
Un sistema de reglas bien diseñado, no tiene necesidad de excepción que lo confirme. Es una mezcla de viveza y flojera solo posible en países como Venezuela.
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