jueves, mayo 20, 2010

El País del Caballito Frenao


En un reciente viaje, por una emergencia familiar, a Venezuela -antiguamente conocida como la Tierra de Gracia, pero que ahora podríamos denominar, cariñosamente, un Tierrero en Desgracia- tuve la oportunidad de vivir en carne propia, un par de logros del Socialismo de Siglo XXI: la destrucción del sistema de salud pública y la destrucción del sistema de educación pública.

Yo nací y fui operado par de veces en un hospital público -el Universitario de Caracas- y desde preescolar hasta la universidad estudié en educación pública; así que me siento con autoridad para decir que -con sus defectos, cómo negarlo- la salud y la educación pública, en la Venezuela en la que crecí y me hice adulto, funcionaban.


Estuve metido dos semanas en una clínica privada, que por lo abarrotada de gente que estaba su emergencia, hospitalización y terapia intensiva, se podría haber pensado que era un hospital público; con la pequeña diferencia que la terapia intensiva costaba 10.000 bolívares fuertes el día, o lo que es lo mismo 2.300 dólares diarios. Y mis lectores no venezolanos se preguntarán: ¿Por qué carajo si es tan cara, la gente prefiere una clínica privada en vez de un hospital público? Porque en el Socialismo de Siglo XXI los hospitales no tienen medicinas, personal suficiente o, simplemente, están desmantelados. En pocas palabras: no son una opción.


Uno de los días que pude salir de la clínica, me fui con mi hermano a hacer una rolo ‘e cola de tres horas y pico en un colegio privado para buscarle cupo a mi querido sobrinito; después de pasar calor, cansancio y roncha, cuando llegamos a la puerta una señora malencarada del personal del colegio nos gritó: “los cupos pal primer nivel se acabaron”. No sé si sea necesario aclarar por qué la gente no quiere entregarle la educación de sus hijos a los maestros de las escuelas públicas bolivarianas.


Aunque lo que más me impactó del viaje no fueron estas dos anécdotas personales, sino que los genios comunicacionales del Gobierno Bolivariano hayan escogido como símbolo del Bicentenario de la Independencia una imagen gráfica tan parecida al, famoso mundialmente, caballito frenao del Ron Pampero.


Y me pregunto: ¿Habrán querido sugerirnos algo sobre esta rolo ‘e pea por la que estamos pasando? O ¿Nos están preparando pal ratón?



Ciro






viernes, mayo 14, 2010

Williamsburg-Brooklyn-NY

Casi todo el mundo quiere conocer Nueva York. Una vez allí, es extraordinario las distintas opiniones de las personas que la conocen.

A algunos les gusta los íconos de la ciudad, otros las luces cegadoras de Times Square, a otros los museos. Otras personas, -como mi tía-, les parece un asco por el basurero y la inmundicia general. En esto último estoy de acuerdo pero no es suficiente para evitar que la visite de vez en cuando.



La arquitectura, los museos, la locura y particularidad del East Village, el arte callejero, el parque de chamos de Union Square y sobre todo la diversidad de la gente, hace que, -gracias a estar cerca también-, necesite un poco del desorden de esta ciudad.



Quizás, porque me recuerda en su caos a Caracas (a pesar que mi ciudad está peor que New York en muchísimos aspectos).

En los últimos años, gracias en particular a que mi cuñado ha gravitado entre Brooklyn-Roosevelt Island-Brooklyn he conocido otras áreas no tan turísticas dentro de la isla de Manhattan y fuera de ésta (pero siempre dentro de lo que llaman New York City).

Es Williamsburg (también anteriormente conocido como Bushwick o Greenpoint), un vecindario al norte de Brooklyn , al que he tenido la oportunidad de ir y patear sus calles más emblemáticas en sus zonas de mayor repunte económico, social y turístico.



Es precisamente donde se unen Grand St. y Bedford Ave donde empiezan las hileras de restaurantes (hasta para los vegans), lounges, bares, tiendas de arte, boutiques, tiendas de bicicletas (fixies – una sola velocidad) y patinetas (longboards) que hacen de este sitio, uno bien particular de la ciudad de Nueva York: Bien bohemio, sin caer en el Hippie-ismo desenfrenado y con una comunidad artística de más de 3.000 habitantes.

En particular, me gustó el hecho de poder tener un sitio donde te hacen tequeños y Arepas, y de paso te puedes tomar unos rones serios.


Caracas Arepa Bar es un pequeño restaurant con comida venezolana de lo más acogedor, con iconografía venezolana pero principalmente caraqueña que no tiene ningún sentido para el gringo o extranjero sino al que ha ido o vivido en Venezuela. No esperes, sin embargo, a conseguirte un ambiente totalmente venezolano porque la música es internacional donde ponen mucho "lounge" (al menos cuando fuí) y eso le da otra atmosfera. Igualmente los mesoneros no son necesariamente venezolanos todos. Este sitio se encuentra en 291 Grand Street, Brooklyn, NY y es fácil reconocer por su techo de zinc.



Justo al frente de Caracas Arepa Bar (en la misma Grand Street) puedes conseguir un restaurant llamado Fiore donde a pesar de su nombre y menú italiano puedes meterte tremendo brunch con excelente café, huevos benedictinos, panquecas y tortillas. Altamente recomendable aunque no aceptan tarjeta de crédito (el cajero automático está al lado del local).

Si sigues caminando hacia la bajada por Grand Street en la misma cuadra de Fiore puedes meterte un buen cafecito y un Bagel en Atlas Café por un módico precio si no quieres gastar mucho, rodeado de un enjambre de internautas armados de laptops que parecen trabajar y estudiar.

Si sigues bajando, en la siguiente cuadra, específicamente en 340 Grand Street (Brooklyn, NY 11211) te conseguirás la tienda de patinetas (sólo longboards) Bustin Boards.




Para los fiebrúos de las patinetas ésta es una especie de tienda culto, ya que no te sientes en una tienda sino entre una pila de panas, viendo videos, rodeado de ruedas, trucks, tablas y viendo allí mismo como las ensamblan. Te prestan los longboards (siempre y cuando te pongas un casco que ellos mismo te facilitan) para que los pruebes y si no te gustan y no los compras no te miran como si les debieras algo. Todo lo contrario, más bien se esmeran en hacerte saber las bondades de cada tabla, las diferencias y para que sirven cada una y te dejan la sensación de que con esmero y mística puedes hacer lo que quieras. Adicionalmente, los modelos son alucinantes, con tablas con unos contornos y formas para que tus pies estén mejor adheridos al antiresbalante.


Tienen un modelo en particular que está causando furor llamado "Strike", donde los trucks no van bajo la tabla, sino a través de esta. Esto hace que la patineta sea más baja, más rápida y ofrezca mejor respuesta y más control. Para los fiebrúos, viene un nuevo modelo basado en la tecnología de la "Strike", que sale en Mayo 20, 2010: "Maestro" que se ve brutal (se los muestro aquí abajo).


Los patineteros apoyan la idea de usar las patinetas como medio de locomoción en la ciudad bajo el lema "New York Push".

Si te devuelves a Bedford puedes conseguir una gran cantidad de buenos restaurantes de todo tipo de comida, bares, tiendas de vinos y ropa (por cierto hay ropa y zapatos del carajo pero las tiendas, - al menos que sea la tienda vintage Beacon's Closet en 88 N 11th St - son todo menos baratas).




También se pueden conseguir tiendas de Café como Blue Coffee y varias tiendas de muebles modernas donde buscar tus sillas Eames, Aeron mesas Noguchi o cualquier modelo de mueble Vintage (tiendas Two Jakes y Cosmo Modern en 320 y 314 Wythe Ave respectivamente).

Si te gusta la ropa Vintage, definitivamente Williamsburg es el lugar.

Para los que les encanta ir a íconos hollywoodenses, pueden caminar por la calle 6 desde Bedford hacia al mar y donde se cruza con Berry St. visitar al restaurant Sea (Thai Restaurant and Bistro) donde se filmó una parte de la película Garden Estate (con Natalie Portman donde el restaurant supuestamente es vietnamita y queda en Los Angeles, California). Por cierto, dicen que el Pad Thai es bueno, aunque para ser sinceros la última vez que entré fue hace unos cinco años atrás, pero puedo dar fé que la decoración, la atmósfera y la música es excelente.

Si todavía no te convences que es un buen sitio para visitar, te cuento que esta área es un nido de bandas de Rock y arte por todos lados. Y el Graffitti adorna muchas calles y edificios. Incluso la de varios institutos de arte. Ahora sí, te cuento que en la mañana, cuando pasa la rumba, puede lucir amenazante el lugar por la cantidad de Graffittis, igual que en la zona del barrio del Imperio Romano en Barcelona, España. No te dejes asustar.



Como llegar a Williamsburg?

Toma la línea L del Metro de New York hacia la estación de Canarsie Rockaway Parkway y luego de cruzar el río te bajas en la siguiente estación Bedford Avenue (primera estación de esta línea en Brooklyn).


Totalmente recomendable.


El Pollo