jueves, enero 31, 2013

The Stone Roses

El reciente anuncio de las bandas que tocarán en el festival de música y arte de Coachella en California –súper agotado, sólo podrías conseguir entradas en StubHub a precios exorbitantes-, ha creado una lluvia de comentarios, principalmente por Twitter, sobre The Stone Roses, la principal atracción de la primera noche del festival.

Los comentarios –hechos por gente respetable y no tan respetable, pero con algo en común: todos se creen cool y expertos musicales-, se pueden resumir en una pregunta simple ¿Quién diablos son los Stone Roses para abrir este sacrosanto festival?

Y en DCV les vamos a echar una ayudaíta. Los chicos de Manchester liderados por el melódico Ian Brown cambiaron el curso de la música británica para siempre, desde su formación a principios de los 80. Con sólo dos discos en su haber –The Stone Roses y Second Coming-, la banda marcó a una generación que buscaba un sonido único. Convirtiéndose en pioneros del sonido de Manchester –o madchester-, que influenció la música británica de finales del siglo pasado.

Tengo la fortuna de haber crecido en una Caracas moderna y de vanguardia, donde este tipo de material musical circulaba por el underground de la ciudad. También tengo la fortuna de pertenecer a la generación que creció escuchando a los Stone Roses, generación en la que están muchos de mis panas, en especial al gran Caucho, quien todavía lleva puestas con orgullo las franelas de la banda. Incluso aún tengo los casetes ochentosos que Zo y Caucho me grabaron.

Por eso para los que aún preguntan ¿Quién diablos son los Stone Roses? Les dejo una frase que el gran Ian Brown dijo en una entrevista al New Musical Express a finales de los 80, We're the most important group in the world, because we've got the best songs and we haven't even begun to show our potential yet.  

Ciro

lunes, enero 28, 2013

Precios de Pasajes, pago por maletas y calidad de Servicio de aerolíneas


Una de las cosas que sacan más la piedra de los viajeros de vuelos nacionales en el Imperio es cuando les cobran por llevar maletas. Incluyéndome.


La excusa de las compañías es que así no tienen que subir el precio de los pasajes y de ese modo tampoco afectan a los que viajan solamente con equipaje de mano.

Luego de leer un artículo del Washington Post de Ashley Halsey III (del Octubre 21 de 2012) me di cuenta de la dimensión del problema.

Lo cierto es cuando uno compra un pasaje, en el precio está incluído 7.5% de un impuesto federal que va a un fondo que paga por el sistema de transporte aéreo. Eso incluye aeropuertos, mejoras en estos y la operación de la Oficina de Aviación Federal (Federal Aviation Administration - FAA). Qué pasa cuando el presupuesto de la FAA no lo cubre este 7.5% de impuesto como ha sucedido los últimos 11 años? Simplemente, lo que falta es cubierto por el Congreso aumentando las contribuciones al fondo general. En el 2009 y 2010 el Congreso terminó poniendo casi $1.000 millones de dólares cada año.

Básicamente, las aerolíneas han trasladado aumentos de boletos aéreos del orden de $12.800 millones de dólares a tarifas de maletas. De igual manera han dejado de pagar $964 millones de dólares en impuesto, lo cual se cuenta como ganancia de la industria aérea de los E.E.U.U.

Las aerolíneas también recolectan por cambios en reservaciones, selección de mejores puestos, abordaje privilegiado (ya ni a la gente con bebés los dejan pasar primero en ningún vuelo doméstico en el imperio), comidas, bebidas, almohadas, cobijas y entretenimiento. Los triste del caso, es que aún así, los márgenes de ganancia para esta industria en los E.E.U.U son ínfimos. American Airlines tuvo de ganancia sólo 77 centavos por pasajero en el 2011. 

Lo irónico es que el servicio de las aerolíneas debería mejorar para evitar que se vaya al foso, pero con la paupérrima atención al cliente que proveen, ni provoca montarse en un avión, y de American Airlines mucho menos.


El Pollo

jueves, enero 24, 2013

Cortos DCV: La Torre de David, Un Ejemplo De Lo Que Hugo Chávez Ha Hecho de Venezuela


En el New Yorker de esta semana hay un extraordinario artículo del avezado Jon Lee Anderson sobre Venezuela en tiempos de Hugo Chávez. Lo que hace extraordinario el artículo, es desde el cristal con el que nos mira y a través del cual nos analiza como país el escritor y reportero: La Torre de David de La Candelaria; ejemplo de la degradación que hemos sufrido como sociedad, además de ser la demostración más representativa del fracaso de país que nos hereda el Hugo Chávez.
En este link hay un pequeño resumen del extenso trabajo investigativo de Jon Lee Anderson, quien estuvo en las entrañas de este monumento del Socialismo del Siglo XXI.

Imperdible comprar el New Yorker esta semana para cualquiera que esté interesado en entender un poco más nuestro país, sea venezolano o no.

Ciro

jueves, enero 17, 2013

Así Dijo: Napoleón Bonaparte

"Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo errores."


jueves, enero 10, 2013

En Venezuela No Pasa Nada

Desde que llegué de Caracas hace dos días he tenido que contestarles a mis estudiantes, amigos, familiares de mi novia y a cualquiera que sepa que soy venezolano, la pregunta ¿Qué va a pasar en Venezuela? Pregunta complicada de responder, primero porque no soy pitoniso y segundo porque desde hace 14 años estamos esperando que pase algo y nunca pasa nada.

Lo que someramente he atinado a decir es que el pueblo venezolano es -para nuestro infortunio- mayoritariamente chavista, que Chávez es visto como un icono religioso no humano, que ni al PSUV ni a Maduro ni a Cabello les conviene cambiar el estatus quo hasta que el cuerpo aguante y que el mito de Chávez se está alimentando a pasos agigantados para poder mantener pegado el país que se nos cae a pedazos. Por cierto, si hay algo claro en este berenjenal es que la gestión de gobierno no está dirigida ni por Maduro ni por Cabello; el que gobierna es la figura mítica de Chávez, es decir el símbolo, no el humano.    

Con todos estos ingredientes he tratado de explicar -no creo que con mucho éxito- el caldo de cultivo que se está cociendo es nuestra querida Tierra de Gracia.

Durante los días después de las elecciones regionales, la mayoría de la gente se dedicó a lo que se dedican los venezolanos en esas fechas: echarse palos, ir a la playa, comprar regalos, comer hallacas y sufrir de las colas insufribles. La falta -temporal o absoluta- de Chávez ni se notaba; sólo el 30 se corrieron rumores necrófilos, que nunca fueron confirmados por los apóstoles de la nueva era: cualquier tuitero -inspirado- “dateado”.  

Al acercarse el 10 de enero, fecha estipulada en la Constitución para la toma de posesión del presidente electo o reelecto, se empezó a decir: ahora si va a pasar algo, si Chávez no regresa.  Y pasó: se instaló la directiva de la Asamblea Nacional -sin tomar en cuenta a casi 7 millones de venezolanos-; se le pidió a dicha Asamblea una ayudaíta para prorrogar la ausencia, temporal o absoluta, del presidente Chávez y el Tribunal Supremo de Justicia declaró que no hay falta ni temporal ni absoluta, sino que sobrevino el hecho que no vino.

Al releer los párrafos anteriores la verdad es que no entiendo ni que es lo qué quise escribir ni qué es lo que quiero explicar; por eso de ahora en adelante, cada vez que me pregunten ¿Qué va pasar en Venezuela?, me limitaré a responder a lo Manu Chao: nada no pasa na’. ¿Me explico?

Ciro