lunes, diciembre 18, 2006

El cilicio no es sólo del Albino


Tuve el chance de ir a una iglesia en Filadelfia (St Peter's Church) en cuyo sótano había otra capilla, con el cuerpo momificado en cera de un obispo que fue el primero en ser beatificado en el Imperio del Mal.

Parecía un muñeco de goma y bien bajito el señor. Esa iglesia tiene un significado especial para la comunidad católica en esta ciudad tan querida por Bobby Abreu, ya que alberga los resto de San John Neumann. Además la iglesia es muy bonita.

A uno de los costados de la capilla había un pequeño museo, y mi esposa y yo nos quedamos frios al ver al cilicio (ver foto) y el látigo que usaba el entonces obispo para autoflagelarse. Nada más de recordar la descripción en el Código Da Vinci de cómo usaba estos artefactos el albino Silas y lo real de las escenas de la película me dolió.

Con el poco conocimiento que tengo de la historia del catolicismo y viendo la película, me fue fácil asociar el silice y el látigo con el extremismo y la maldad. Pero allí estaba un ejemplo de una persona que fue convertido en "santo" que se castigaba de lo lindo. Al parecer era una práctica común antes.

Lo más parecido hoy en día al autocastigo sería ver globovisión a diario por espacio de dos horas como mínimo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que me dices de escuchara a Colomina a toda hora?

Anónimo dijo...

Estan de lo mas rojo rojitos, sean un poco mas policromaticos, que me dicen ver la hojilla aunque sea 10 minutos

Cabeza